
Una vez libres atraviesan la pared del intestino y por vía sanguínea recorriendo prácticamente todo el organismo, en donde se transforman en Cisticercos. Los cuales invaden en especial el tejido estriado de las vacas, dando origen a la cisticercosis bovina. Esta forma enquistada se le llama tradicionalmente Inermis; Cuando estas larvas son ingeridas por el ser humano por medio de carne u otros tejidos infectados, crudos o mal cocidos, los protoescólex que contienen salen de su envoltura y se fijan a la pared intestinal, dando origen a un parásito adulto que después de tres meses este empezara a producir y eliminar huevos reiniciando de esta manera su siclo de vida.
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